Por Paula Salinas Pendavis, psicóloga, coach y facilitadora de www.wright.cl
Estamos viviendo tiempos que nos invitan a re-acomodar nuestras formas habituales de vivir, desafiando no sólo nuestras creencias, sino que también hábitos y supuestos que venían muchos años acompañándonos.
“La incertidumbre nos ronda, y lo que aún no hemos logrado comprender es que, más que dar una batalla contra la incertidumbre, el desafío es saber vivir con ella”[1]
Este cambio de escenario a los humanos nos lleva a intentar adaptarnos de la mejor forma posible para reducir nuestras sensaciones de descontrol e impredictibilidad. En este estado también cambia nuestra valoración de los liderazgos que nos rodean y es así como el Liderazgo Resiliente nos aparece hoy en escena con mayor protagonismo.
Cuando hablamos de liderazgo estamos suponiendo de manera implícita la capacidad que tiene una persona de influir en el comportamiento de otro y lograr mejorar el desempeño en donde, además, el otro percibe a este(a) líder como alguien digno(a) de seguir. Dignidad ganada por la valoración que hace el otro de la forma que tiene el(la) líder de gestionarse a sí mismo(a) y a los demás.
En esta ecuación, hace tiempo que la experiencia ha incorporado como condición básica la capacidad que debe tener un(a) líder de gestionar su propia emocionalidad, así como también la de los otros. Se ha llegado, incluso, a plantear que la capacidad de gestionar competencias emocionales es el sine qua non de todo(a) líder de equipos de alto desempeño.
La resiliencia, por otro lado, definida por el RAE como “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”, es una capacidad que no sólo permite sobrevivir a la situación, sino que, además, salir más favorecido(a) de ella.
Es así como el Liderazgo Resiliente lo podemos entender como la capacidad de influir positivamente en los demás para que logren hacer cosas que no podrían hacer solos en tiempos de incertidumbre.
Los equipos hoy están pidiendo a sus líderes:
- Mostrar preocupación y compasión por las necesidades de sus colaboradores.
- Que tengan un plan para enfrentar las situaciones que se están presentando.
- Que el plan sea capaz de reforzar el propósito de la organización.
Al observar estas peticiones, nos damos cuenta de que no son muy distintas a las peticiones que hacen los equipos en tiempos de no contingencia. Lo distinto es que los equipos requieren esto ahora como el oxígeno básico para funcionar.
Lo que fomenta la resiliencia de los equipos es trabajar por un propósito común relevante para todos. En cualquier historia de un resiliente esto aparecerá como clave: “…lo único que me movió a seguir funcionando era la idea/propósito de ….”
En este contexto, el desafío para el(la) Líder Resiliente es ser capaz de:
- Fomentar expresiones comportamentales desde una emocionalidad positiva que faciliten el desempeño como la colaboración, amabilidad, respeto, cercanía, tolerancia a la frustración, disposición entre otros.
- Regular y administrar de manera efectiva emociones negativas que facilitan la disminución del desempeño como la frustración, descontrol, rabia, miedos, paralización, por mencionar algunos.
¿Cómo desarrollar un Liderazgo Resiliente?
1.- Genera un plan que tu equipo comparta con un propósito común.
2.- Toma decisiones asociadas a la ejecución del plan, compartiendo de manera oportuna cada etapa.
3.-Muéstrate informado(a) y disponible ante la situación. Demuestra tu liderazgo desde un lugar de calma y transmitiendo tranquilidad a los demás.
4.- Comunica de manera efectiva y constante la información y decisiones.
5.- Se el ejemplo de las prácticas, valores y principios que buscas promover en tu equipo y los demás.
6.- Forma equipos para planificar y ejecutar los planes, en los ámbitos que se requiera.
7.- Evita que la contingencia te impida seguir avanzando en logro de los objetivos trazados, asegurando que la ejecución considere las mejores condiciones posibles para tu equipo.
Como podemos observar, el Liderazgo Resiliente es capaz de gestionar los tiempos en donde “está bien no estar bien” y poder seguir liderando cuando las condiciones de aprendizaje y ejecución no son las mejores.
Estos tipos de liderazgo existen y hay organizaciones que los vienen formando en esta línea hace años. Sin embargo, conviven frecuentemente con otros estilos liderazgo y organizaciones que aun fomentan un estilo exclusivamente centrado en los resultados. En estos tiempos de contingencia, se hará cada vez más visible cuáles serán los estilos liderazgo que fomentarán de manera sostenida los mejores desempeños con un enfoque integral.
Bibliografía:
[1] Veliz F. “Resiliencia Organizacional”Ed.gedisa,Barcelona,2014
Pedrals N. “Liderazgo Resiliente” Webinar Universidad Católica,2020