Este 2020 fue un año difícil y desafiante para muchos. Para quienes nos conocen, junto a mi hermana María Paz Wright (mi compañera de vida y mi preciada partner en WRIGHT), será un año inolvidable, ya que vimos partir a nuestro padre a la edad de 71 años, extremadamente joven para nosotras y con mucho por entregar aún. Después de 2 años de luchar contra el cáncer y el dolor físico, este año él transitó por diversas quimioterapias y radioterapias, acompañado de nuestra madre e, imagino, de sus pensamientos y emociones sobre su últimos días.
Los primeros meses no pudimos acompañarlo ni visitarlo, por temor a algún contagio. Siempre albergamos la esperanza de que saliera bien de su tratamiento y que eso valía más que ir a darle un abrazo.
Todo esto ocurría en el contexto del temor al propio contagio o de los demás miembros de nuestra familia y amigos, y de una reinversión a pasos gigantes en el ámbito laboral, para poder seguir acompañando a nuestros clientes desde un nuevo escenario. Trabajando desde casa, acompañando a mis hijos estudiando desde casa, y lidiando con mis propias emociones de esta nueva realidad.
Ansiedad, miedo, y un luto adelantado, llegaron a mi vida hace unos meses, especialmente, cuando supimos que no había nada más que hacer con la salud de mi papá. El 24 de Septiembre del 2020 partió acompañando de toda su familia y de un amor incondicional que pocas veces he visto. Al despedirlos, nos cobijaron el cariño, una palabra de aliento o simplemente la compañía de sus antiguos colegas, de sus vecinos, de tantas personas, amigos y familia, que me tomaría hojas nombrarlas.
Ser espectadora de la realidad de muchos compatriotas, del sufrimiento de muchas personas en el mundo, y de la resiliencia que han compartido con mucha generosidad las valiosas personas que son participantes de nuestros programas de capacitación y coaching, es que quiero agradecer todo lo que nos dejó este 2020 para darle la bienvenida con amor y esperanza a un renovado 2021:
Gracias Papá por todas tus enseñanzas y por verme siempre a través de tus ojos como una mujer llena de talentos y oportunidades. Sin duda, esto ha sido esencial en la construcción de mi autoestima y de los recursos que me han permitido afrontar momentos difíciles en mi vida.
Gracias Papá por creer siempre en mi, por dejarme soñar alto, por enseñarme el valor de la impecabilidad del trabajo y del servicio a otros, por llevarme a tu trabajo desde pequeña, por enseñarme a tocar guitarra, a abrocharme los zapatos, a cantar, a jugar ajedrez, a manejar un taladro, a manejar un auto, y a superarme no importando las adversidades que pueda presentar la vida.
Gracias Papá por amar a mis hijos, a mi marido, y por entregarles tanto.
Gracias Papá porque te llevo en mi corazón cada día, y quiero hacer de mi vida un viaje de disfrute en donde pueda honrar tus enseñanzas, tu vida de esfuerzo, y en la que sigas sintiéndote orgulloso de mi, de mis hijos, y de nuestras acciones de integridad y generosidad desde donde quiera que estés.
Gracias Papá por permitirnos cuidarte con amor en tus últimos días, y gracias a toda nuestra familia y amigos que nos acompañaron de diferentes formas, y a quienes te cuidaron con tanto amor cuando nosotras no podíamos.
Gracias a nuestro Equipo en WRIGHT y TTI Success Insights por su cariño y apoyo incondicional, y a nuestros queridos clientes por su comprensión y confianza, especialmente, durante este año.
Hasta siempre Papá, Eduardo Wright Infiesta,vives cada día en nuestros corazones.
Hasta siempre 2020 que nos enseñaste tanto: A mi a valorar , en un nivel más profundo, la vida, a las personas, a los afectos, a la amistad y la colaboración.
Te espero 2021 con los brazos abiertos y con la esperanza de que sigamos todos juntos construyendo un mundo mejor, en donde el bienestar, el compañerismo, la generosidad y al amor abunden en nuestros corazones.
Alejandra Wright – Directora Ejecutiva