Diversas investigaciones relacionadas con el comportamiento humano y el desempeño señalan que la inteligencia cognitiva es importante, sin embargo, no lo es todo. Es más, ya por varios años hemos visto como diversos estudios ubican a la inteligencia emocional como distintiva de éxito en personas con desempeño sobresaliente.
En el último tiempo probablemente hemos escuchado sobre la importancia del liderazgo adaptativo (generar soluciones adaptativas a problemas que no pueden resolverse a partir de soluciones meramente técnicas) y de cultivar la propia resiliencia (cómo salir favorecido de situaciones desafiantes o adversas).
Los cambios acelerados en el mundo y la llegada de nuevas formas de trabajar, comunicarnos y coordinarnos, han puesto a prueba nuestra flexibilidad, generando la necesidad de integrar nuevos aprendizajes que nos permitan responder con mayor efectividad y bienestar.
A continuación comparto contigo algunos saboteadores de la efectividad personal, que pueden emergen de manera inconsciente, precisamente en momentos en que nos sentimos abrumados o cuando navegamos situaciones VICA (Volátiles, Inciertos, Cambiantes y Ambiguos) . Estos no solo pueden afectar el aprendizaje de competencias adaptativas o nuestro bienestar, sino que en ocasiones podemos empeorar las situaciones a través de nuestro propio comportamiento.
«Sé como hacerlo, pero no tengo tiempo»
El artículo «5 Mistakes We Make When We’re Overwhelmed» de la HBR señala que, usualmente, las personas tenemos buenas ideas sobre qué acciones son útiles para nuestro bienestar o efectividad, pero les bajamos la importancia porque pensamos que no tenemos el tiempo suficiente para priorizarlas. De hecho, tener buenas ideas y no actuar sobre ellas puede generar sensaciones de desempoderamiento o incompetencia. Por ejemplo, practicar el auto cuidado. Si piensas que, para comenzar a trabajar en esto, necesitas tener o lograr ciertas cosas, es recomendable comenzar a accionar con aquello que está bajo tu control . Cuando comiences a observar la presencia de este saboteador interno, pregúntate ¿cómo puedo comenzar con un primer paso hoy? Esto te permitirá obtener resultados mucho antes, sentirte auto-eficaz e ir descubriendo más aprendizajes durante el proceso.
«Debo mantenerme enfocado(a), todo el tiempo»
Barbará Oackey en su libro «Cambiar de Mentalidad» nos invita a cultivar no solo el pensamiento enfocado, que probablemente tenemos ya bastante exacerbado en nuestras vidas, sino que también el pensamiento difuso que aparece en momentos de ocio y que estimula la aparición de soluciones creativas a nuestros problemas o desafíos. Cuando nos sentimos abrumados, tenemos tendencia a recortar actividades que nos llevan a un pensamiento difuso porque lo vemos como una pérdida de tiempo o falta de productividad, sin embargo, es en estas circunstancias cuando necesitamos conectarnos con aquello que nos nutre también a nivel inconsciente en nuestra mente. ¿Qué actividades te permiten conectar con el modo difuso en el día a día? Quizás puede ser algo tan sencillo como escuchar música, tomar un rato sol, o bien una caminata, un baño de tina o hacer ejercicio físico.
«Yo no debería….»
El estrés laboral puede proviene de ejecutar nuevas tareas o de realizar trabajos que requieren un nivel de competencia o experiencia mayor que la que tenemos o que juzgamos tener. Pero esto no tiene porqué ser un problema. De hecho, muchas personas pueden vivirlo con entusiasmo y como un desafío. Cuando esto se transforma en un problema, es cuando cultivamos creencias de que estar abrumados es algo negativo por una alta auto-crítica y el excesivo uso de los debería. Cuando nos conectamos con la perfección, aparecen conversaciones internas como «esto no me debería estar pasando a mi», «yo debería poder resolverlo más rápido». Con estos pensamientos alimentamos nuestra ansiedad e incluso la procastinación.
Según el artículo «5 Ways Smart People Sabotage Their Success» de la HBR, las personas inteligentes pueden de hecho auto sabotearse a través del apego a la autoestima de ser inteligente, lo que disminuye su resiliencia y aumenta la evitación a situaciones de aprendizaje en donde no se perciben a sí mismos como inteligentes o capaces. Cultiva conscientemente conversaciones de mayor compasión hacia ti mismo(a) y pide ayuda si es necesario.
«Modo automático, modo defensa»
Cuando estamos abrumados nuestro cerebro conecta a nivel inconsciente con la sobrevivencia, volviéndonos más rígidos y menos flexibles para abordar nuevas y mejores soluciones. Fácilmente podemos mutar de un comportamiento funcional como tener altos estándares o ser analítico a ser disfuncionalmente perfeccionista o sufrir de parálisis de análisis. Cuando se tientas así, pregúntate ¿ qué comportamiento requiere esta situación o problema en particular? El enfoque que estoy tomando ¿es el que más resguarda la resolución, mi bienestar y el de los demás?
«Puedo hacer esto solo»
Ante momentos de gran tensión, nuestra energía está más limitada. Esto puede cambiar nuestros comportamientos y emociones, alejándonos incluso de los demás. En el ámbito laboral, el trabajo en equipo puede ser frustrante, especialmente, si es que tienes la costumbre de fijarte altos estándares. Percibir que los demás pueden tardar más, hace difícil el delegar o confiar en que los demás harán las cosas de manera «perfecta» como ellos tu harías. Si además, tienes una tendencia a la sobrevaloración de tus habilidades técnicas, puede ser incluso que la rigidez en momentos de tensión te haga desmerecer las habilidades blandas o relacionales en los demás en ti mismo(a) o los demás. Observa la presencia de este saboteador para que evites sobre-concentrarte solo en tu intelecto, cuando a veces las soluciones van más allá de la reflexión profunda y el análisis, y se requiere simplemente una conversación con alguien más. El alejamiento de los demás le impide saber a las personas significativas de tu entorno personal o laboral cómo te sientes o cómo pueden ayudarte, y te aleja de la nutrición emocional cuando más lo necesitas. Intenta crear en tus rutinas diarias espacios para que puedas interactuar con aquellos seres con los que te nutres mutuamente, y asegúrate de en esos momentos estar consciente y presente, en todo es espectro de la palabra.
Finalmente, con todo lo reflexionado ¿cuál será tu primer paso?
Mucho éxito y que sigas creciendo personal y profesionalmente.
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